“¿Por qué somos del atleti?” acuñó una conocida empresa publicitaria la década pasada convirtiendo la irónica relación amor-odio de la afición con el histórico club en una de las divisas más coreadas por la masa social de dicha entidad. Una reflexión que bien podrían hacerse los pocos que, ya sea por cosanguinidad, masoquismo, obligaciones de amistad o despiste, mantenemos algún tipo de simpatía hacia el Amicus. “¿Por qué somos del Amicus?” seguro que se preguntan hasta los propios integrantes de la plantilla, amén del entrenador/jugador y principal responsable de todo esto, al final de cada encuentro visto lo visto y leído lo leído. Y justo cuando parecía que no había respuesta posible a tal error fatídico, lo mismo que carecen de justificación la propia hinchada rojiblanca que llena el campo debacle tras debacle, llegan estos calaveras que visten con un símbolo de Anubis en el uniforme y escriben una página de esas que nos llevan a los que tanto nos gusta esto del baloncesto a gritar “¡qué grande es este deporte!”, con independencia del resultado.
Situémonos. Sábado 29 de Enero. Pabellón de San Miguel. Un frío más propio de una pista de curling que de una cancha de baloncesto. La plantilla de Amicus a un lado de la pista, relajados, confiados, sabedores de que el equipo al que se enfrentaban era asequible (¿les suena la historia?). Al otro lado Montehermoso, un plantel que ya conocíamos gracias a un par de amistosos en pretemporada, un equipo compuesto por jugadores que por encima de su técnica o su preparación física tienen, ante todo, un gran corazón. En definitiva, un clima propicio para jugar sin presión. Tras una rueda de calentamiento alargada un poco más por la tardanza arbitral (es lo que tienen las humildes ligas de andar por casa), los nuestros se habían puesto la bata y las zapatillas de paño, que les faltó sacar las aceitunas y la cerveza para ejercer de perfectos anfitriones. Y así nos fue…
Sin tensión no hay competitividad, y a riesgo de que me den de collejas el próximo entrenamiento, llevábamos 5 minutos del primer cuarto y ya palmábamos de cuatro. De nada sirvieron los gritos que desde el banquillo daban Javi “Negro”, el entrenador/jugador, descarte por unas fisuras en las costillas, o las instrucciones de Angelo “Mulo” Mateos, otro en el dique seco recién salido de una operación de rodilla. La idea general era que, pese al despiste, el encuentro no se nos podía escapar. Pero como la educación no falta, no era plan de incomodar a los invitados, así que relajados en defensa la renta fue creciendo, poco a poco, mientras Montehermoso iba a lo suyo: jugar con corazón y cabeza supliendo las carencias físicas y técnicas con pundonor y trabajo. La humildad hecha baloncesto. Primer cuarto, los nuestros no habían sacado ni una falta y los de ellos, abrumados por tanta cortesía, se sentaron con una leve ventaja de 4 puntos haciendo efectivo el dicho de que “es de bien nacidos ser agradecidos¨. Tras los 10 primeros minutos de partido, 13 a 9, la paciencia del entrenador local a media capacidad y una tímida conjura entre los jugadores para levantar aquello que todavía parecía asequible.
Pero la tímida conjura se quedó en eso y ya sabemos qué pasa un sábado por la tarde cuando uno está en casa con las pantuflas y afuera hace frío. Amuerme total. Y en esas estábamos cuando Montehermoso decidió que a fin de cuentas se estaba jugando un partido de baloncesto en medio de una competición y que estaba bien tratar con deferencia al anfitrión, pero no a costa de dejar de luchar por una victoria que dada la actitud de los locales se presentaba en bandeja de plata. Los nuestros, con la empanada mental (eso que los periodistas deportivos definen como “parece que aún no han bajado del autobús”), permitían canastas fáciles en defensa y se estrellaban una y otra vez con ellos mismos en una de esas tardes para olvidar: pérdidas de balón y una mala selección de tiro. Por lo menos se vieron ciertos conatos de reacción y empezaron a sacar las primeras faltas entre las estadísticas de los visitantes. Manjón, reconocido “sufridor” y por ende gran conocedor de cómo suelen producirse los suicidios deportivos, decidió que o alguien se ponía a tirar del carro o aquello iba a quedarse en un partido tan claro para los nuestros como el fango. 8 puntos para el 10 local y 2 más para Víctor Martín, mermado físicamente por molestias en una mano, un hecho que restó rebote y explosividad a los nuestros, dos contribuciones vitales que el benjamín del plantel aporta en cada partido. Pero como digo, Monterhermoso había calentado motores y no estaba dispuesto a rechazar el regalo que Amicus le había ofrecido en los primeros compases del lance. La cosa se fue a 31 – 18 para los visitantes en el descanso. La paciencia de Javi “Negro” veía fondo: “Chavales, ya no sé qué dircurso motivador a lo Braveheart inventarme. Esto se puede ganar, pero para ello hay que creérselo y defender”. Lo que eran vestigios de fé en uno de los lesionados se convertía en inicial frustración en el otro. Mulo, el habitual motivador a falta de speaker, por primera vez en muchos partidos contemplaba mudo la escena. En el otro banquillo, los pupilos de J. R. Domínguez seguían a lo suyo.
Para los que como este humilde cronista siguen al atleti, tendrán asumida la máxima que dice que cuando todo puede salir mal al final acaba saliendo peor. Y para similitudes con “el glorioso” y sucedáneos, en esta liga, el Amicus. Comenzó el tercer cuarto y pese a que a Manjón le salieron aliados (Rodri, Víctor y Chema en la faceta anotadora; Carlos y Rubén redoblando esfuerzos en defensa), Montehermoso tiraba de casta decidido a no dejarse arrebatar una victoria con lacito. La zona planteada desde el banquillo local, se atragantó de inicio, pero pacientemente Montehermoso supo jugar sus cartas haciendo gala de concentración y un impecable sentido del juego limpio. Y así se agotaba el tercer cuarto, cuando “Mulo” estallaba de rabia en el banquillo y se levantaba como un resorte, recogiendo en el rostro toda la frustración de ver escaparse el partido sin poder hacer nada. Me recordó a esos abonados del atleti que siempre abjuran de su abono tras ver al equipo perder, jornada tras jornada, en el Calderón. La paciencia del “Negro” alcanzaba para entonces los números rojos mientras los reservas se preguntaban qué había podido pasar para ir palmando de 17 puntos con un equipo, en teoría, de similar potencial.
En su fuero interno, un colchonero de pro sabe por qué es del atleti. Quizá la respuesta se encuentre en esas veces que, muy de vez en cuando, toda vez que surge la heroica y se echan redaños para conseguir de forma trabajada una victoria - victorias que se valoran más al estar tan familiarizados con la derrota -, uno, como espectador, se engorila y se deja llevar por la euforia y cree oír los toques de corneta del séptimo de caballería para infundir moral a las tropas. Es entonces cuando uno se siente orgulloso del equipo y dice aquello de “si estos cabrones jugaran siempre así tendríamos al menos una copa de Europa”. El Amicus, pertenece a esa rara casta de perdedores/ganadores, más dados a tragedias heroicas que a comedias adolescentes de chico bueno conoce a chica, de ahí que se encomendara a la heroica y, tras haber tirado tres cuartos por la borda, hiciera creer a los allí presentes que la leyenda del Cid, ese que una vez muerto ganaba batallas, podía muy bien tener su réplica un sábado por la tarde de un gélido mes de Enero en pleno siglo XXI.
Así que cuando el partido parecía decantado para los visitantes con un 32 – 49, la defensa, esa faceta en la que este equipo ha crecido de forma exponencial desde el inicio de la liga, salió por fin a relucir. Avisó con un parcial de 5 – 0. Carlos, Rodri y Víctor se sumaron a la causa encontrando las grietas a la defensa de los visitantes, que acusaban a estas alturas el esfuerzo físico. Por oleadas, los nuestros fueron acortando la brecha de puntos hasta ponerse a 2 (65 – 67) y hasta dispusieron de dos posesiones para culminar la remontada y quizá ganar el partido. Un espejismo. El esfuerzo y la constancia de Montehermoso obtuvo su premio y una canasta y un tiro libre certificaron una trabajada victoria. 65 – 70 y la sensación de que de haber jugado como en el último cuarto el partido podría haber caído del lado local. Amicus se quedó sin su gesta y Manjón (23 puntos) sin la efímera gloria de que gozan los valientes que se echan un equipo a la espalda y acaban por ganar lo que parecía perdido (y eso que a finales del último cuarto, como rasgo de su heroicidad, había prometido quedarse en pelotas en mitad de la calle esa misma noche si nos llevábamos el partido. Ni por esas). Recuerden: la historia siempre la escriben los vencedores.
Como anécdota, la felicitación arbitral a ambos entrenadores por el juego limpio imperante en un partido donde, a pesar de las faltas y del ajustado final, la deportividad reinó en todo momento. Desde aquí nuestra más sincera enhorabuena a Montehermoso, por su victoria y por su comportamiento dentro de la cancha. En cuanto a los nuestros, qué puedo añadir, quizá aquello de que “jugaron como nunca – sobre todo en el último cuarto – para perder como siempre”. :-P
Crónica José A. Huertas
Crónica José A. Huertas
UH me he esyaculado aaaaaaaaaaaah
ResponderEliminarP.D. soy yo no huertas
ResponderEliminarPues entonces el día que ganemos...
ResponderEliminarPor cierto, yo sí soy Huertas.
ResponderEliminarPedazo de crónica, sí señores!!!
ResponderEliminarHay que seguir comiendose la cancha, que ese ánimo no decaiga jamás, ya sea por amistad, deportividad, diversión o por leer al día siguiente algo como esto!!
Alee un saludín y que sigais con esas ganas :D
Impresionante la crónica, impresionante vuestro último cuarto e impresionante el grupo "AMICUS", lástima de cañitas, creo que lo hubieramos pasado bien, pero era muy tarde, seguid así chicos, este debería de ser el espiritu de esta competición, enhorabuena..........
ResponderEliminarel Huertas: DE LO BUENO LO MEJOR, DE LO MEJOR LO SUPERIOR. Joder si me ha hecho hasta llorar
ResponderEliminarTio Huertas....acorta un poco!!! la crónica esta bien, bastante bien y te lo dice una periodista, pero es larguísima!! no veas la pereza que da leerse todo esto. que estos se la leen de cabo a rabo, pero yo que soy profana en esto del basket(aunque os sigo mucho)me aburro...
ResponderEliminarsimplemente es un consejo, sin acritud,eh??
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPero qué profesionalllll!!!!
ResponderEliminarExcelente crónica.
ResponderEliminarEn esta liga, a veces merece la pena una derrota por un cuarto apelando la heróica.